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El presidente chino, Xi Jinping, tendrá esta semana en el G20 en Bali, Indonesia su regreso a la escena internacional tras más de dos años de ausencia presencial en cumbres, en una vuelta que incluye una reunión bilateral el lunes con su par estadounidense, Joe Biden, en un momento en el que la relación entre ambas superpotencias está en mínimos históricos.
Tras el aislamiento autoimpuesto como parte de la estrategia de “cero Covid” que impulsa el gigante asiático y que lo llevó a realizar una diplomacia por videoconferencia, el mandatario se encontrará además con el presidente Alberto Fernández, y sus pares de Francia, Emmanuel Macron, y Senegal, Macky Sall, invitado a la cumbre como titular de la Unión Africana.
Pero la cita con Biden, la primera en persona durante la presidencia del dirigente demócrata, acaparará gran parte de las miradas, ante las crecientes tensiones comerciales y geopolíticas entre China y Estados Unidos, especialmente por Taiwán, las pruebas militares de Corea del Norte y las diferencias de posturas ante la guerra en Ucrania.
“El encuentro entre Xi y Biden es un acontecimiento optimista. Al encontrarse, comunicarse e interactuar, estas dos potencias mundiales demuestran liderazgo y sabiduría. Esto es lo que esperamos del G20”, indicó el ministro de Defensa de Indonesia, Prabowo Subianto, en una actividad organizada en Bali previa a la cumbre a la que asistió Télam.
“El encuentro entre Xi y Biden es un acontecimiento optimista. Al encontrarse, comunicarse e interactuar, estas dos potencias mundiales demuestran liderazgo y sabiduría. Esto es lo que esperamos del G20”
Prabowo Subianto
“La reunión entre Xi y Biden es valiosa, porque cada líder sentirá la necesidad de estudiar intensamente el punto de vista del otro y pensar en la mejor manera de abordarlo”, explicó a esta agencia Kristin Stapleton, profesora de historia en la Universidad de Buffalo, Estados Unidos, y especialista en las relaciones entre China y Estados Unidos.
“Hay muchos temas intratables en las relaciones entre Estados Unidos y China, especialmente el estatus de Taiwán. Pero parece posible avanzar en la cooperación en otros temas de actualidad, como la guerra de Ucrania y las relaciones comerciales. Las posiciones en estos temas son más flexibles, y hay más opciones para realizar pequeños ajustes en las políticas”, analizó.
“Dado que se reúnen en Bali, las cuestiones medioambientales estarán sin duda en la mente de todos, y es posible que se puedan sentar las bases para futuros acuerdos”, acotó en referencia a que se trata de los dos países más contaminantes del mundo.
Xi, en el poder desde 2012, llega en alza tras ser reelecto por el Partido Comunista de China para un inédito tercer mandato que rompe con una tradición según la cual sus predecesores dejaban el cargo a los 10 años, y Biden aseguró que también llega “más fuerte” a ese encuentro, luego de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos en la que su partido retuvo el control del Senado.
Más allá de la relevancia del diálogo cara a cara, no existe un optimismo de que la reunión consiga avances significativos en los principales puntos divergentes, tal como lo demostró la última conversación telefónica que mantuvieron a fines de julio.
Si bien el G20 es la primera reaparición de Xi en un foro de esta relevancia, lo cierto es que este relanzamiento a la agenda internacional comenzó con las numerosas visitas de Estado que recibió en Beijing en la última semana.
El jefe de Gobierno alemán, el canciller federal Olaf Scholz, que también estará en Bali, viajó con una delegación de empresarios y se comprometió a profundizar la cooperación comercial con el gigante asiático, aunque sin dejar de señalar cuestiones espinosas como la guerra en Ucrania.
Antes, los dirigentes de Pakistán, Tanzania y del Partido Comunista de Vietnam también acudieron a China.
Además, tras participar del G20, Xi asistirá en Bangkok, Tailandia, a la cumbre del foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que reúne también a México, Perú y Chile, adelantó la diplomacia tailandesa. Télam.
