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¿Con el agua al cuello?

Mabel se programa en “modo lloriqueo”, le advierte al senador Galaverna que tiene suficientes elementos para afirmar lo que dirá a continuación, pero, en honor a la “prudencia”, (eso que tanto la caracteriza), lo hará como si fuera una pregunta. Y tras una larga y casi angustiante introducción, finalmente desembucha: “¿Será que referentes de Honor Colorado están jugando a matar al presidente de la República… y que inclusive hablan que no le van a dejar concluir el mandato?” Y Calé, en “modo solemne”, le dice que es complicado contestarle con un sí o un no, como acostumbra, pero que, apretado por su pregunta, “la respuesta es sí”.

Según el senador añetete, “hay gente que habla de incidentar la gestión de gobierno de Mario Abdo e inclusive de que no llegaría a la mitad del período”. También dijo que nada de eso le preocupaba, “mientras eso no altere la serenidad y la paciencia del presidente de la República” y, finalmente, entrevistadora y entrevistado, se despidieron amablemente, sin dar un solo nombre de los supuestos “conspiradores”, porque eso “no colaboraría con el control de la situación”.

Acá no nos detendremos a criticar la baja calidad del libreto en cuestión, la total falta de imaginación de sus autores, ni la pésima actuación de los que tuvieron a su cargo la interpretación. Sería innecesario, por resultar tan obvio. Sí, abordaremos algunos aspectos referidos a los mensajes políticos y comunicacionales que pretenden desarrollar en la actual situación que se vive en el país.

La entrevistadora y el entrevistado denunciaron un supuesto proyecto golpista, si bien no lo definieron de esa forma, pero no mencionaron siquiera de paso un hecho, una sospecha, algún elemento que le diera una pizca de credibilidad a sus “alertas”. Y por supuesto, tampoco identificaron a sus promotores. En consecuencia, sus dichos no superan la categoría de chismes inventados por un par de conventilleros.

El hecho no pasaría a mayores si no fuera porque, recordemos, de igual manera se había manifestado días atrás el presidente Abdo Benítez, en la localidad de María Auxiliadora, quien tampoco aportó en aquella oportunidad datos que respalden sus expresiones y mucho menos nombres, lo que le sitúa en el mismo plano de Mabel y Galaverna.

De la conductora de Cardinal no esperamos otra cosa, pero del presidente y un senador como Calé tenemos derecho a exigir una dosis aunque sea pequeñita de seriedad, en este caso inexistente. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué salen ahora con esta historieta, urdida sin la menor prolijidad y divulgada tan irresponsablemente?

La respuesta está en las tapas de los diarios, los noticieros de TV y los programas de las radios. Está en el escándalo político que se desató a raíz del vínculo detectado entre un referente importante del “abdismo”, el diputado Ulises Quintana, y la banda de narcotraficantes encabezada por Reinaldo “Cucho” Cabañas, quien, por otro lado, se había fotografiado junto al presidente en el quincho de su domicilio particular.

Quintana es el primer legislador, en casi 30 años de democracia, en ser desaforado por hechos de esta naturaleza y contar con una orden de captura en su contra, que al momento de redactar estas líneas aún no se cumplió. Es entendible, pues, que el oficialismo no quiera pagar los altos costos de semejante “galardón” y busque tomar distancia de la tormenta, pero en su desesperación no es aconsejable que invente historias mal escritas sobre “conspiraciones”, “golpes” u otros disparates, que solo seguirán minando su ya desgastada credibilidad y proyecta la imagen de estar “con el agua al cuello”.

Por último, aunque probablemente también forme parte de los chismes de conventillos, queda por dilucidar a qué se habrá referido Galaverna al sostener que los supuestos ataques al gobierno no le preocupaban… ““mientras eso no altere la serenidad y la paciencia del presidente de la República”.

La verdad, no sabemos qué quiso decir, pero en esa eventualidad bastaría un “tranquinal” o equivalente para que recupere la calma.

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