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Así no, Cachito

 

 

No hay nada que cueste más que tener tolerancia ante quienes hablan mal de nosotros. Pero cuando se está en la función pública, es preciso saber que eso es lo que ocurre porque todos los actos que uno realice están expuestos al escrutinio público. De eso se trata vivir en democracia, de tener el mismo trato, la misma actitud, con quienes aplauden y con quienes critican, y, hasta se podría decir, debería ser mejor con estos ya que generalmente son los que hacen ver los errores y resaltan el camino que se debería seguir.

El senador Óscar Salomón está molesto con algunos medios de comunicación, porque considera que son muy duros con el gobierno de Mario Abdo Benítez, al que intentan desacreditar, entendiendo que las críticas y las denuncias no son más que meros intentos de “poner mal” al presidente. En realidad, lo que hizo Cachito fue nada más que repetir lo que su líder, el jefe de Estado, había dicho días atrás, cuando de golpe y porrazo y con ni 30 días de gobierno, se lanzó contra los medios que le critican.

Es demasiado pronto para que personeros del nuevo gobierno empiecen a despotricar contra la prensa. Ya sea el presidente o un senador de la Nación, deben tomar algún calmante, hacer una introspección, respirar profundo y entender que los gobiernos se sustentan en la prensa, la que es amiga y la que no, porque ella es la que ejerce el papel de contralor en nombre de la ciudadanía.

Estamos seguros de que el senador añetete no quiso amenazar a ningún medio; aunque hay que reconocer que lo que hizo fue una suerte de chantaje, ya que justo cuando dijo que había que buscar la reconciliación entre los sectores internos del Partido Colorado, se “quejó” por las publicaciones “tendenciosas” de algunos medios. Como si dijera que, mientras esos medios mantengan la actitud “tendenciosa”, la reconciliación colorada estaría complicada.

Lo primero que se nos ocurre cuando leemos una opinión como esta es preguntarnos qué pensará que es Cachito para lanzar una insinuación como esa, pretendiendo que un medio, cualquiera fuera, cambie de actitud o de enfoque periodístico, como condición previa para que su movimiento, Colorado Añetete, que lidera el presidente de la República, deponga las armas y acepte iniciar un proceso de reconciliación dentro de la ANR.

Tal parece que ni Salomón ni el mismo Abdo Benítez tienen en cuenta que la libertad de prensa tiene menos de 30 años en el país y que cualquier amenaza, por velada que pudiera parecer, mucho más si viene de alguien que ejerce algún tipo de poder en el Estado, tiende a generar preocupación en quienes hacemos de la información nuestra forma de vida.

Es difícil pensar que en un tiempo tan globalizado pudiera generarse un retroceso en materia de libertades públicas, mucho menos en la de prensa. Pero cuanto antes, quienes ahora son gobierno entiendan que no es el enfrentamiento estéril el que hará que la prensa hable bien de ellos, sino la eficiencia con que cumplan con sus obligaciones, las relaciones serán mucho más tranquilas  y convenientes para el país.

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