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Basta de perder el tiempo

Primero fue el tema de la enmienda constitucional lo que postergó todos los proyectos importantes que estaban en las cámaras del Congreso. Permanentes amenazas de conspiración, convocatorias a la ciudadanía, “guardias” en el Senado, todo contribuyó a que se dilataran temas fundamentales para el Estado de Derecho.

Los enfrentamientos continuaron luego de que la enmienda fuera archivada y las peleas entre oficialistas y disidentes colorados afectaron a todas las bancadas, a tal punto que en este momento, aunque la renovación de las mesas directivas de ambas cámaras se realizó en tiempo y forma, un sector sigue sin aceptar la realidad y recurrió a la Corte Suprema para impedir que las actividades en el Legislativo retomen su cauce institucional.

Para colmo, estamos a 5 meses de las internas partidarias y a menos de 1 año de las elecciones generales, así que la excusa del electoralismo será más que utilizada por diputados y senadores que encontrarán otro justificativo para no cumplir con su trabajo.

Mientras tanto, hay más de 400 proyectos pendientes en la Cámara de Diputados, y otro tanto en el Senado. Entre ellos hay varios fundamentales que han sido postergados una y otra vez sin mayores argumentos. Algunos corren el riesgo de tener sanción automática o ficta, muchas veces mal redactados o inadecuados, por lo que el veto del Ejecutivo es casi seguro.

Aunque son muchos los que buscarán el rekutu y están más empeñados en su campaña que en cumplir con las obligaciones para las que fueron electos y para las que pretenden ser reelectos, los legisladores tendrían que pensar que este es el último año de este período legislativo por lo que deberían hacer un mínimo intento por cambiar la pésima imagen que de ellos tiene la ciudadanía.

Las nuevas mesas directivas ya están en funciones, a pesar de las acciones de inconstitucionalidad en contra que están en poder de la Corte. Las comisiones asesoras integradas y elegidas sus autoridades. Así que muy bien podrían poner manos a la obra y trabajar por poner al día el mucho trabajo postergado por meses de perder el tiempo con amenazas y enfrentamientos estériles.

Aunque es el poder político por excelencia, el Legislativo es también el representante más directo del pueblo, y el único que puede hacer que la vida de los habitantes de este país sea más fácil y justa. Por eso es que senadores y diputados no pueden seguir postergando el objetivo mismo de su función, dar al país el marco legal adecuado para que impere el Estado de Derecho y la Justicia social para todos los habitantes del mismo.

Así que señores, a remangarse y ponerse a trabajar. Sabemos que la campaña proselitista camino a las internas es por demás seductora y que, especialmente los diputados del interior del país, pretenderán priorizar el contacto con sus compueblanos, pero la mejor forma de convencer a los electores a que voten por ellos es el resultado de su trabajo en el Congreso. De lo contrario, pueden encontrarse con la desagradable sorpresa de que sus electores evolucionaron y ya no quieren legisladores que solo les mientan en tiempo electoral, sino a quienes trabajan porque todos podamos vivir en un país mejor.

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