ADN Digital
Artículos relacionados
CAPITÁN BADO.– Dos sospechosos del secuestro y asesinato del estanciero Dilson Bello Dos Santos fueron detenidos esta mañana, luego de dos allanamientos realizados en la ciudad de Capitán Bado. Durante los operativos, los intervinientes incautaron armas de distintos calibres, 200 kilos de marihuana, G. 15 millones y 5.000 reales.
Los aprehendidos son Vanderley Rodríguez López y Ramón Elvio Báez Miranda.
La comitiva liderada por el fiscal Hernán Mendoza realizó primeramente el allanamiento en la casa ubicada sobre la avenida República Argentina esquina Estrella. En el lugar fue capturado Rodríguez López, además de hallar la droga, una pistola de la marca Bereta con dos cargadores llenos de proyectiles, el monto de dinero en efectivo, una balanza digital y tres celulares.
En otro lugar detuvieron a Báez Miranda, además de incautar elementos como una escopeta calibre 12 mm de la marca Maverick, con nueve cartuchos sin percutir; un revólver de la marca Taurus, calibre 44 mm y 5 cartuchos sin percutir, además de cuatro celulares.
EL SECUESTRO Y POSTERIOR ASESINATO
El secuestro del estanciero brasileño de 59 años se produjo a las 05.30 aproximadamente del viernes, de su establecimiento situado en la colonia Cadete Boquerón, a 40 kilómetros del centro de Capitán Bado. Además del hombre, fueron llevados por los criminales su esposa, Librada Romero Duré, de 45 años y el hijo de ambos, Edison Bello Romero, de 26 años. También fue aprisionado el capataz de 18 años, Junior Godoy.
Las víctimas fueron sacadas en una camioneta y a unos 5 kilómetros del sitio ingresaron en el monte donde se instalaron en un campamento improvisado. Al mediodía liberaron al joven, con la instrucción de que busque dinero. Inicialmente exigieron 300.000 dólares como rescate. Tras las negociaciones, los criminales redujeron sus pretensiones a 20.000 dólares
El hijo de la pareja caminó varios kilómetros hasta llegar a su propiedad. Ya en vehículo, se trasladó hasta una ciudad brasileña, donde pidió dinero prestado a unos familiares. Éstos realizaron la denuncia policial.
La Policía sobrevoló el lugar con un helicóptero y en un momento dado se habrían acercado al campamento de los secuestradores, lo que los obligó a dispersarse. Esta situación fue aprovechada por la mujer y el capataz para huir. Este último dijo que en ese momento vio cómo los criminales ejecutaban a su patrón.
