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Si Cartes es Satanás, Abdo tiene cuernos

Al menos desde el 2015 y, sobre todo, durante la campaña que precedió a las últimas internas de la ANR, usted habrá escuchado de boca del presidente electo un sinfín de críticas muy severas, casi lapidarias, hacia el gobierno del presidente Horacio Cartes. En su discurso abundaban las definiciones más tajantes, como por ejemplo: “Cartes está hipotecando el Paraguay por varias generaciones”, “hay que frenar la emisión de bonos soberanos, que llevaron al país a un feroz endeudamiento”, “los términos de la renegociación de Yacyretá son una entrega de la soberanía nacional”, “este es un modelo empresarial, que desprecia a la gente más humilde”, “la concesión del Aeropuerto Silvio Pettirossi es una violación flagrante a la Constitución Nacional”, etcétera, etcétera.  Sin embargo, ahora, que está a punto de tomar en sus manos la lapicera, había sido que todo aquello estaba bien, muy pero muy bien, lo que nos lleva a cuestionarnos seriamente la sinceridad de sus palabras… y de sus actos.

Sabemos que los políticos, salvo contadas excepciones, utilizan cualquier recurso para desacreditar a sus adversarios, a los que en nuestra tradición fácilmente convierten en enemigos públicos. Pero alguna vez deben aprender a respetar, no digamos ya a su competidor inmediato,  sino al ciudadano, a quien no tienen derecho alguno de engañar de manera tan alevosa, pintándole un panorama negro y ofreciéndole “la luz” para captar su adhesión, para luego ejecutar las mismas fórmulas que antes denunciaban como su hubiesen salido del manual de los “vendepatrias”.

Vamos algunos ejemplos de lo sostenido por Marito hasta el día de las elecciones coloradas, el 18 de diciembre del 2017, y lo que sostiene a partir de entonces, con mayor énfasis desde que triunfó en las elecciones generales de abril pasado, por cierto, con el apoyo decisivo del vilipendiado por él en tantas ocasiones.

El modelo “empresarial”, “insensible” e “impopular”, ahora es plenamente reivindicado  nada menos que por el máximo responsable de la política económica de su equipo económico, Benigno López, futuro ministro de Hacienda; lo mismo que por quien estará al frente del Banco Central del Paraguay (BCP), el economista José Cantero.

En cuanto al supuesto “sobreendeudamiento”, López también se encargó de demoler con datos todo lo afirmado por Abdo Benítez al respecto, demostrando que es una de las más bajas de la región, que está dentro de parámetros razonables y, además, adelantó que el Ejecutivo entrante seguirá utilizando los bonos soberanos como instrumento para captar recursos. Y el propio Abdo Benítez, de hecho, acaba de realizar una visita al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para explorar nuevas líneas crediticias.

Igual contradicción quedó al desnudo en lo referente a la renegociación de los anexos A y C del Tratado de Yacyretá. Resultó que no era ningún acto de “entreguismo” a favor de la Argentina, sino, al revés, altamente conveniente a los intereses paraguayos, por lo cual instruyó a sus senadores y diputados para que voten en bloque por su aprobación.

Y como broche, la APP de Aeropuerto Silvio Pettirossi, bombardeada por él, en la actualidad es defendida con uñas y dientes por su ministro de Obras Públicas, Arnoldo Wiens, quien lamenta amargamente su paralización, promovida antes por su líder.

Pues bien, el giro de 180 grados en el discurso de Ado Benítez, lo que solo puede significar dos cosas: Que le mintió a toda la sociedad al presentarle a Cartes como el diablo hecho persona, como nosotros siempre dijimos, o que él, aunque tenga a un pastor como “asesor de cabecera”, también porta cuernos, cola y tridente. No hay otras opciones.

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