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Claramente, dos modelos

Muchas cosas se hicieron-y se dijeron- en esta tortuosa campaña colorada, que por suerte, va llegando a su fin. En realidad, no por suerte, como afirmamos, sino por la actitud de partida de la dirigencia de HC, que se planteó las cosas de manera absolutamente diferente, como corresponde entre adversarios del  mismo partido, ocasionales por cierto. Nada de agravios, a debatir planes y programas de gobierno y que pase adelante el mejor.

Todo el mundo esperaba el disparo de municiones de grueso calibre, para regodeo de los enemigos políticos que se restregaban las manos esperando el momento de utilizar eso para sus propios fines. Pero nada de eso ocurrió.

Hubo un solo debate. Creemos que fue el que logró “Mina” Feliciángeli en uno de sus programas políticos. Se lo vio a un Santi Peña, que es quien debería haber estado nervioso porque debutaba en estas lides, distendido, como pez en el agua, como si estuviera en su elemento natural. Con una sonrisa cautivante, exponiendo de modo franco sus propuestas, sin ningún tipo de resquemores. Y elogiando las obras del gobierno de Horacio Cartes, lo que muy pocos, pese a estar convencidos de que hizo un  gran gobierno, se animan a hacer, para no ser tildados de chupamedias y demás.

Frente suyo un Marito Abdo, supuestamente político hábil, de carrera, etc, nervioso, buscando el insulto al adversario, con cara larga, como si eso fuera un elemento a su favor , tratando de levantar el dedo acusador en temas que ni siquiera estuvieron bajo la responsabilidad del joven exministro de Hacienda.

Perdió lejos, en realidad el candidato “Añeteté” y desde esa vez jamás, volvió a aceptar  su participación en ningún otro debate.  Algo sui generis, por decirlo de algún modo.

La campaña siguió y las agresiones de los “Añeteté” también. Obraban a la antigua como en la época de “ya ya-ó liberalpe”, sólo que esta vez era contra el propio correligionario. Hasta llegaron a contratar al máximo experto mundial en campañas sucias lo que fue denunciado por la prensa y posiblemente hizo que no lo emplearan a fondo,  aunque produjeron algunas “perlas” al respecto.

En cuanto a la presentación de programas de trabajo para el futuro gobierno, el presidenciable de HC, le ganó lejos igualmente al “tova pukú” Añeteté. Cuando éste último prometía a los seccionaleros, “gobernar con ellos” como en la época stronista, Santi Peña exponía programas sociales para desterrar definitivamente la pobreza del país. Asimismo, el candidato de HC admitía sin ambages, que él era el continuador del modo de trabajo cartista, que había echado las bases del nuevo Paraguay, insertado en el mundo moderno, respetado y admirado por sus logros. Santi, claramente va a continuar la obra.

Y lo dijo el mismo presidente Horacio Cartes. Lo definió muy bien. “No estamos pidiendo que voten a un hombre, sino a un  modelo”. El presidenciable coincidió plenamente y la ciudadanía en  general miró satisfecha y con el pulgar hacia arriba la intención.

La carrera está a punto de definirse. Posiblemente los “Añeteté” harán algunas  jugadas sucias más, aunque ahora cambiaron de estrategia y del “tova pukú” y los insultos, pasaron a la exhortación de paz y amor, como correspondía desde el principio de la campaña. Se dieron cuenta posiblemente que esa era la “lógica del perdedor”, como llamaron la atención algunos dirigentes.

El pueblo colorado debe discernir. Sobre todo no volver al pasado. Al oscurantismo. Al pokaré. Permanecer en esta senda donde el dinero de las binacionales es íntegramente invertido en obras que benefician al pueblo.

¡Eso nunca ocurrió en la historia, señores!

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