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Delirantes y chupa medias

Los políticos serios, que los hay, aunque no en abundancia, parecen estar todos de vacaciones. En la vitrina mediática se encuentran, a cambio, charlatanes de todos los pelajes, como Efraín Alegre, presidente del PLRA, que resolvió de manera personalisima  sumarse a la iniciativa de otra de su misma estirpe, la senadora Desirée Masi, destinada a promovover el juicio político al presidente de la República; o Fernando Ayala, miembro de la Comisión Ejecutiva de la ANR, quien proclamó a los cuatro vientos la necesidad de que HC esté 10 “o 15 años” en el poder “para que haga tantas obras como -se hicieron- durante el gobierno de Stroessner”. Si se tratara de un concurso de disparates, el jurado, en este caso, no tendría más remedio que declarar empate.

Lo de Efraín y Desiré bate todos los récors de desubicación política. Y no solo por el motivo que aducen, que sería, según ellos, el intento de Cartes de violentar la Constitución Nacional al propiciar la reelección vía enmienda, sobre lo que el mandatario jamás abrió la boca, sino también porque no existen las condiciones nacionales ni los votos en el Congreso para que pudiera prosperar la febril idea de estos malos aprendices de conspiradores.

La legisladora del PDP, a decir verdad, no tiene nada que perder. Ella y su marido, Rafael Filizzola, manejan este pequeño partido familiar a su antojo, sin necesidad de rendirle cuentas a nadie. Pero para el titular del liberalismo las cosas son distintas, aunque él no lo sepa. Éste se halla al frente de un partido centenario, con experimentados dirigentes que dificilmente “digieran” las prácticas autoritarias de Efraín, quien ni siquiera tuvo la cordurade poner a consideración del directorio algo de tanta relevancia política, como es impulsar la destitución de un presidente.

De todas formas, Alegre no pasa un día sin pronunciarse sobre este tema, aun a sabiendas de que no existe ninguna posibilidad de llevarse a la práctica, lo que es interpretado por dirigentes del liberalismo como un intento por afianzar su “perfil anti gubernamental” y por esta vía sacar alguna ventaja sobre otras corrientes internas que no acompañarán una aventura de esta naturaleza, para descalificarlas luego por “cartistas”.

En filas del oficialismo colorado tampoco faltan los que “se pasan de rosca”. Es el caso de Fernando Ayala, quien debiera autocriticarse por sus desacertadas expresiones, también “personalísimas”, al estilo Efraín, acerca de que HC debería estar 10 “o 15” años en el gobierno, regalandole argumentos a quienes sostienen que la reelección está al servicio de la perpetuidad de Cartes en el poder. E igualmente debería pedir disculpas por falsear la historia respecto a las “grandes” obras realizadas por la dictadura, cuyo único “mérito”, además de sus innumerable crimenes por causas políticas y los saqueos a las arcas públicas, fue convirtir al Paraguay en uno de los países más atrasados de América Latina.

Hay que poner fin a tanta falta de seriedad. Ni los políticos delirantes que buscan atajos imaginarios para acceder al poder, ni los que pretenden escalar posiciones chupándole la media al portador de la lapicera, aportan algo al debate político. Solo distraen… y molestan.

Esperemos que al término del receso, la discusión sobre la reelección suba de nivel, si es conveniente o no para nuestra democracia, trayendo a colación la experiencia internacional en la materia, así como los motivos coyunturales por los cuales no se incluyó en la Constitución del 92, para que la ciudadanía se expida luego con pleno conocimiento de causa. Y que de esto, por fin, se ocupe la prensa, en lugar de dedicarse al festival de disparates con el que actualmente bombardea a la opinión pública.

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