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El “Efra-Tour”

Entre el “házme reir” y la “vergüenza ajena”. No hay otras reacciones posibles ante el proceder de Efraín Alegre, Luis Alberto Wagner, Enrique Salyn Buzarquis y otros dirigentes del oficialismo del PLRA, que “guiaron” a cuatro jóvenes afiliados a dicha nucleación hasta el Uruguay, a los fines de solicitar “refugio político”. Se trata de Braian Martínez, Rubén Galeano, Daniel Aquino y Osvaldo Sánchez, a quienes se sumarían otros en las próximas horas. Ellos no están procesados por razones ideológicas, si es que profesan alguna, ni por expresar sus ideas políticas o defender tal ocual proyecto, sino por preparar las bombas incendiarias con las que se prendió fuego al Congreso el pasado 31 de marzo. Es decir, por la presunta comisión de un delito muy grave, al que corresponde una sanción, sin que a nadie importe en lo más mínimo las creencias de los delincuentes.

El pedido de “asilo” no puede ser más estúpido: “preservar  su integridad personal, sus vidas”. Tan estúpido como los “argumentos” esgrimidos por uno de los abogados efrainistas, Rubén Ocampos, para el cual la responsabilidad del incendio del Congreso es de la Policía, por no proteger la sede, y no de quienes le hicieron arder en llamas.

Evidentemente, en boca de Alegre y Ocampos, el disparate no tiene límites. El primero, porque nadie en su sano juicio puede afirmar que en el Paraguay no se encuentran vigentes derechos tan elementales, como si fuéramos Siria o, más cerca, Venezuela. El segundo porque, siguiendo su criterio, usted, querido lector, podría ingresar hoy mismo a cualquier domicilio particular, rapiñar y hasta prenderle fuego, total, la inmensa mayoría de ellos no cuenta con custodia policial ni de ningun otro tipo..

El oficialismo liberal aduce que la Justicia de nuestro país no ofrece garantías a los procesados. Lo dice y repite con harta frecuencia nada menos que Efraín. Un atorrante que hace años tendría que estar tras las rejas, por haber pagado un total de 17 millones de dólares por una ruta que nunca se hizo, cuando se desempeñó como ministro de Obras Públicas. La famosa “Ruta de la mentira”, según la bautizaron en su momento sus propios correligionarios. El mismo que, según informe de la Contraloría General de la República, le produjo a dicha cartera de Estado un faltante de 10 millones de dólares, en un solo ejercicio.

La Justicia paraguaya en todo caso podría ser acusada de negligente y encubridora de corruptos, por permitir que bandidos de la talla de Alegre sigan sueltos y, encima, intentando mancillar en el exterior el nombre de la República.

Lo de Efraín y su pandilla no es más que una vulgar fantochada que carece de toda trascendencia, más allá de la que pretenda darle Aldo Zuccolillo, en su decadencia sin gloria. Un circo de barrio, montado por quienes no brillan con luz propia y necesitan, como al oxígeno, de algún show mediático para decir que existen en el firmamento político, pues en caso contrario nadie los tendría presentes, ni para mofarse de ellos, como ahora sucede.

Si no fuera porque de esta forma manosean una figura tan importante como el asilo, del mismo modo que algunos “luchadores sociales” desnaturalizaron la huelga de hambre al comer a escondidas, esta campaña del oficialismo liberal no pasaría de ser una broma de mal gusto. Una especie de “Efra-Tour”, mediante el cual se premia a 4 prófugos de la Justicia, con pasajes, vivienda y viáticos, para que “sufran” en las playas de Punta del Este, hasta que ya no resulten más útiles y terminen en el olvido.

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