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Los oportunistas de siempre

El problema de la tierra en el Paraguay es una dolorosa realidad que viene de inicios de la dictadura, cuando Stroessner repartió enormes propiedades a sus leales, dejando que los campesinos se quedaran sin nada. Alguna vez se tiene que hacer una reforma agraria seria, que contemple la recuperación de las miles de hectáreas mal habidas, que deberían ser entregadas a los compatriotas que no tienen lo más mínimo para sobrevivir.

Pero no será invadiendo propiedades privadas como se solucionará este problema que lleva años siendo manipulado por los oportunistas de siempre, esos que generan el problema, pero no se animan a ser parte de la solución.

Lo que se vive en este momento en Guahory es apenas una muestra de cómo son utilizados los problemas campesinos por quienes buscan rédito político a cualquier precio, porque son incapaces de ganar elecciones, que es la forma más rápida, legal y legítima de conseguir el poder.

Los mismos políticos que han sido señalados muchas veces como los incitadores de las invasiones de tierra son los que están detrás de este conflicto, el cual puede terminar en muerte, según advirtió hace unas semanas el presidente de la República, lo que hizo que el liberal Luis Alberto Wagner, a quien directamente el jefe de Estado responsabilizó de alguna posible tragedia, montara en cólera y se sintiera de lo más ofendido.

Pero mientras Wagner y otros “próceres” como el también liberal Pakova Ledesma o el luguista Sixto Pereira, se rasgan las vestiduras y ponen cara de carnero degollado, el conflicto de Guahory crece en tensión, violencia e intolerancia y puede terminar muy mal.

El conflicto siempre tiene que ver con el enfrentamiento de dos conceptos que merecen total consideración, el derecho a la tierra y el respeto a la propiedad privada. Uno de estos derechos nunca está sobre el otro, y, de hacerse bien las cosas, ni siquiera tendrían que estar enfrentados, menos aún en nuestro país en donde es inmensa la cantidad de tierras improductivas que pueden ser destinadas a la Reforma Agraria sin que se necesite atacar a quienes trabajan su propiedad.

Este parece un concepto tan básico, entendible hasta para un niño, a pesar de lo cual estos políticos están convencidos de que cualquier persona que tenga una propiedad privada en Paraguay es culpable de que haya campesinos sin tierra. Y por eso incitan a estos pobres y desesperados compatriotas a invadir lo que se les cruce en el camino, sin planificación ni objetivos claros. Solamente para incidentar, generar crisis e incentivar a la violencia.

Puede que si buscamos la explicación de este interminable problema de la tierra en nuestro país, la encontremos en estos politiqueros, oportunistas y sinvergüenzas, quienes han hecho de la incitación a la violencia una profesión que, hasta ahora, les ha dado pingues resultados. Porque ellos no tiene problemas, ni de tierra, ni de trabajo, ni de supervivencia. Ellos ya están apertrechados hasta su próxima generación.

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