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No es la forma correcta

Utilizar los recursos del Estado para beneficiar a las clases carenciadas es un deber y una obligación de quienes ocupan cargos en el gobierno de un país, pero siguiendo los procedimientos y mecanismos establecidos por ley, y no con la arbitraria disposición y antojo de una sola persona, en una clara muestra de manipulación para obtener rédito político.

Esto último es lo que hace Nicanor Duarte Frutos en Yacyretá, aprovechando su cargo y disponiendo, de manera antojadiza, de los recursos de la entidad para beneficiar a quiénes él considera adecuados para recibir la ayuda del Estado, posiblemente porque podrá obtener una retribución de parte de ellos en el caso de una contienda electoral.

Esto no es nuevo; lo lleva haciendo la mayor parte de la clase política desde tiempos inmemoriales. Para ellos, la política y el acceso a la función pública siempre tuvo el objetivo de permitirles acceder a cargos más altos con los recursos del Estado, sin meter la mano en el bolsillo ni hacer el más mínimo esfuerzo por ganarse el derecho a hacerlo.

Así que, en el fondo, a nadie sorprende que Nicanor haga lo que siempre hicieron los políticos; finalmente, él responde a una clase política vieja, gastada y con códigos que quedaron totalmente perimidos, o que deberían haberlo hecho. Lo que sorprende es que sea el representante de un presidente que, durante la campaña y en estos primeros meses de haber asumido, se ha pasado repitiendo que en su gobierno primaría la integridad, la honestidad y la abierta lucha contra la corrupción.

Si las nuevas autoridades no captan que lo que hace Duarte Frutos en la EBY, aunque repita viejos esquemas, es corrupción, quiere decir que están más perdidas de lo que parecen a primera vista.

Duarte Frutos utiliza recursos del Estado para hacer proselitismo; uno se pregunta si lo hace de manera personal, de la forma prepotente como suele actuar, o si cuenta con el aval del presidente de la República. Y no hay que dudarlo mucho, ya que el mismo asesor político del jefe de Estado, Dani Centurión, dio la respuesta ayer cuando dijo que el director de Yacyretá recibe instrucciones de Abdo Benítez para actuar como lo hace, y lo definió como “brillante” y “excelente”.

Además, aseguró que  utilizar los recursos del Estado para beneficiar a los carenciados “es hacer patria”, algo que solamente es una media verdad, puesto que el objetivo que persigue Nicanor no es mejorar la calidad de vida de los más necesitados sino ganar su apoyo en el supuesto caso que se le antoje competir por la Presidencia del Partido Colorado.

Y esto es lo que más preocupa, puesto que, si es la visión que tiene el presidente de la República de cómo hay que manejar los recursos públicos, podría iniciarse un absoluto descontrol y despilfarro de lo que nos corresponde a todos los paraguayos, tirando vito el dinero del Estado con el objetivo de beneficiar a alguno de los tantos protegidos que tiene el señor Abdo Benítez.

Lo cierto es que cada vez parece más difícil creer en la reiterada promesa de combatir la corrupción, de la que tanto le gusta hablar al jefe de Estado.

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