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A otra cosa, mariposa

A una semana de las elecciones, con ganadores y perdedores bien identificados, ya es tiempo de superar el electoralismo al que estuvo sometida la ciudadanía desde fines del año pasado, y enfocarnos todos en las necesidades urgentes del país y la forma de solucionarlas.

Eso es lo que ocurre en cualquier país que enfrenta la elección del nuevo presidente y otras autoridades. Se realiza el acto comicial, se cuentan los votos, se juzgan las actas y a otra cosa. El perdedor felicita al ganador y reconoce su derrota, y el ganador convoca a todos los sectores para poner en marcha sus planes de gobierno.

La historia no se acaba en unas elecciones, aunque en algunos casos estas decidan la muerte política de uno de los candidatos, que es lo que ocurrió con Efraín Alegre. Él sabe que esta fue su última oportunidad de conseguir la Presidencia de la República y todo parece indicar que sus correligionarios lo rajarán del único lugar que le queda, el PLRA.

Así que lo más probable es que haga lo mismo que ya hiciera en el 2013, desaparecer del escenario político, a fin de evitar hacer mea culpa, reconocer errores y hacerse responsable de la derrota de la oposición. La diferencia entre esta situación y la de hace 5 años es que, esta vez, ya no se le permitirá volver. Este es el motivo por el cual decidió armar todo el circo del fraude, peleando como gato panza arriba por mantenerse un poco más en los medios que tanto lo apoyaron y que dentro de poco ya ni se acordarán de él.

Pero la excesiva y enfermiza ambición de una persona no puede frenar el funcionamiento institucional de todo un país. Así que más vale que su entorno empiece a poner paños fríos a la situación e intente hacer que Alegre recupere la cordura, si es que la tuvo alguna vez.

Ya terminó el electoralismo y si algo quedó claro es que, por más empeño que le ponga, Efraín no conseguirá por presión lo que no pudo lograr a través de las urnas. Afortunadamente, salvo unos pocos, la gran mayoría de la oposición ya depuso las armas y asumió que durante los próximos 5 años el gobierno seguirá siendo colorado. Es obvio que todo el escándalo de Alegre y sus compinches no tendrá ninguna incidencia, ni nacional ni internacional, ya que aquí están los veedores internacionales que siguen acompañando el juzgamiento de las actas de las elecciones recientes.

Así que lo único que van a conseguir es hacer un gran papelón internacional. Y si no cambian de actitud de manera inmediata, este tendría consecuencias, pero no para el país o la Justicia Electoral, sino para ellos mismos, que serán confirmados como bufones, que no sirven más que para molestar y hacer reír a la gente.

Basta de circo señores. El resto del país está harto de tantas distracciones y quiere volver a trabajar y aguardar con optimismo la asunción del nuevo gobierno. Todo lo demás no le interesa para nada.

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