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Panorama confuso en la oposición

Aunque algunos aseguren que el rechazo al proyecto de enmienda perjudicó más que nada a la ANR, lo cierto es que el embate más duro lo recibió la oposición, que de golpe y porrazo perdió la posibilidad de volver a postular la candidatura de Fernando Lugo, quien, en cualquier sondeo de opinión, figuraba como quien mayor posibilidades tiene de vencer al candidato colorado.

Claro que algunos festejaron que el exobispo quedara fuera de la cancha, convencidos de que sin él, sus posibilidades de llegar al poder aumentaron exponencialmente, algo que nadie entiende cómo pueden creer ya que en esos mismos sondeos de opinión no figuran ni a los premios.

Como no les sirve llorar sobre la leche derramada, los sectores de la oposición empezaron negociaciones desesperadas, buscando algún pase de magia que les permitiera conseguir una figura lo suficientemente interesante como para aglutinar, por lo menos, a algunos de esos sectores, pero soportando el grave peso de esa espada de Damocles que los lleva a saber que sin una unidad absoluta, todo el esfuerzo quedará en agua de borrajas.

Olvidada la candidatura de Lugo, el otro que figura con mayores chances es Mario Ferreiro. Pero a pesar de sus pocos años de militancia política, el intendente de Asunción tiene la astucia y la cintura suficientes como para interpretar los vientos y ya sabe hoy, a poco menos de un año de los comicios, que la situación de la oposición es nada alentadora y que ni un milagro podrá hacerle ganar la Presidencia de la República.

Él lo dijo muy claramente; sin un PLRA unido y consolidado en torno a un mismo proyecto, no habrá ninguna posibilidad de que la oposición haga, por lo menos, un papel digno en el 2018. Y, aunque no lo diga, sabe que su aliado Efraín Alegre no tiene ninguna intención de enterrar el hacha de guerra en contra de sus correligionarios del llanismo.

Ferreiro no está dispuesto a jugar su caudal de votos en unas elecciones en las que no tiene posibilidad de ganar. No llegó hasta donde está para arriesgar todo en una jugada con malas cartas. Por lo tanto, es casi un hecho que decidirá terminar su mandato en la Municipalidad y, posiblemente, prepararse para el 2023.

Desechados los 2 candidatos con más posibilidades, la oposición siente que le llega el agua a la boca. Quiere recuperar el poder y repetir la historia del 2008, pero no tiene ni el candidato ni el programa de gobierno que pudieran unir a todos los anticolorados en torno a una misma lista.

El único que queda dispuesto a llegar a abril del 2018 es Alegre, un personaje resistido dentro y fuera de su partido, más que nada porque ha demostrado que es absolutamente incapaz de gobernar un partido, y mucho menos lo será si está al frente del país.

Rafael Filizzola anda por ahí rondando, sin chances como Alegre, pero por lo menos con las luces suficientes como para asumirlo. Así que lo que pretende es repetir la historia del 2013 y acompañar como copiloto al liberal, formula ésta que ya hizo fracasar estrepitosamente a la oposición.

En cuanto a la izquierda, está igual de perdida. Sin Lugo, pero con ganas de volver al poder, ahora debe encontrar a alguien que lo suplante y no encuentra a nadie. De todos modos, es casi un hecho que el Frente Guasu presentará su propia candidatura en el 2018, aunque, como 5 años atrás con Aníbal Carrillo Iramain, haya sido meramente testimonial.

Insistimos. Está muy confusa y grave la situación de la oposición de cara al 2018. Por eso, mientras los colorados ya se encuentran en plena campaña electoral, los líderes del sector no hacen más que mirarse el ombligo, como si de allí pudiera salir alguna solución mágica a su desconsuelo.

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