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Porqué este “Zuco” es cada vez más amargo

Nadie duda de la enorme influencia que ejerció ABC color durante años, dictando la agenda al presidente de turno, a quien le comunicaba, tapas mediante, lo que debía hacer o dejar de hacer, según los intereses del momento de su director-propietario, Aldo Zuccolillo. Así fue desde Juan Carlos Wasmosy, en adelante, manipulando al Jefe de Estado durante los primeros años de su mandato, para luego titarlo al tacho, fungir de opositor implacable y comenzar así la tarea de “ablande” de quien se perfilaba para sucederle en el cargo, hasta que llegó Horacio Cartes. A partir de entonces, “el dueño de la verdad” ya no co-gobierna y su método de antaño, el chantaje y la coacción, no le dieron los resultados del pasado. Prueba de ello es que todos los proyectos que pretendió dinamitar, a fin de imponer su voluntad, vienen ejecutándose uno tras otro. A esto obedece los pataleos neuróticos y recurrentes de “Don” Acero, quien observa impotente la decadencia de su diario, que ya no es ni la sombra de lo que fue durante tanto tiempo.

Los lectores fueron testigos del bombaerdeo inmisericorde de ABC en contra del “superviaducto”, recurriendo para el efecto a algún ingeniero semi analfabeto a fin de fudamentar su montaña de cuestionamientos. Pero ahí está, a punto de ser habilitado, para bien de miles de paraguayos que transitarán aliviados por este acceso clave a nuestra Capital.

Del mismo modo obró con el complejo habitacional proyectado para dar un techo digno a 1.000 familias de ribereños en el ex predio del RC4. Inventó un “crimen ambiental”, contra unos… ¡200 arboles!. Utilizó a parlamentarios para provocar conflictos entre vecinos con el objeto de paralizar el emprendimiento. Pero también ahí está, en etapa de culminación, un barrio modelo que muy pronto albergará a familias carenciadas, afectadas de manera cíclica por la creciente del río Paraguay.

¿Y de Petropar, qué podemos decir?. Fue blanco de sus ataques salvajes, primero para que no participara en el mercado minorista de las naftas y luego del gas de consumo familiar. En ambos casos, porque la petrolera estatal oferta sus productos a costos más bajos que el “Cartel” de los emblemas, del cual Zucolillo es parte, que por años tuvo el control monopólico del sector e impuso los precios que se le antojaba, enriqueciéndose con total impuidicia a costillas de los consumidores. Pero eso también se acabó. Cada vez hay más estaciones de servicio de Petróleos Paraguayos, en donde el costo y las calidad de las naftas y el gas licuado son infinitamente mejores que los de aquellos mafiosos de guantes blancos.

ABC se opuso también con uñas y dientes al “metrobus”, al igual que a la duplicación de las rutas 2 y 7. El primero, para que un segmento de la ciudadanía pueda concurrir al trabajo en condiciones dignas y no en dos horas, mientras que el segundo es de vital importancia para el desarrollo y, desde luego, para la circulación vehicular con un margen razonable de seguridad y rapidez. Ambas empresas, mal que le pese al dueño de ABC, se pusieron em marcha y en un futuro cercano serán realidades como las anteriormente mencionadas.

A esto se suman otras cuestiones de enorme trascendencia nacional, que Zuccolillo quiso “trancar” y no lo logró. El “caso Gramont”, la colocación de bonos soberanos en el mercado internacional y la negociación de Yacyretá sobre la deuda espuria que Paraguay no reconoce como suya y que representa un platal extraordinario.

Pues bien, el primero se ganó en los estrados judiciales de los EE.UU, los bonos se comercializaron en forma altamente ventajosa para el país -pese al boicot bestial de ABC y sus lacayos en el Congreso-, mientras que con la Argentina estamos a días de cerrar un acuerdo histórico, mediante el cual se exime a nuestro país de la responsabilidad de abonar por una deuda que no nos corresponde y otros aspectos que hacen a la cogestión de la hidroeléctrica, así como a obras complementarias que redundarán en beneficio de las partes.

Estos ejemplos, a los que muy probablemente se sume en los próximos días la aprobación de la enmienda para instituir la figura de la reelección, la peor pesadilla de Zuccolillo,  son suficientes para demostrar que el poderoso ABC ya no es aquel del que se valía su prepotente propietario para cogobernar y “marcar” la agenda del país en función a sus intereses, sin reparar un segundo en lo que conviene al país y a su pueblo.

Por eso éste “Zuco” es cada vez más amargo. Es consecuencia de la declinación del imperio que montó en base a la intimidación, la coerción y el engaño que, para felicidad de los paraguayos, se encamina inevitablemente al basurero de la historia.

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