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Proceder en Veterinaria merece ejemplar castigo

El descubrimiento del brote de Brucelosis y el ocultamiento de la información es uno de los peores actos criminales que cometieron las autoridades de la Facultad de Ciencias Veterinaria de la Universidad Nacional de Asunción, encabezada por la decana Dra. Azucena Cabrera de Gómez. No solo expusieron y condenaron a los alumnos de la institución a convivir con este mal que no tiene cura, sino a unas cuantas personas que seguían consumiendo los productos caprinos (leche, queso, carne), que son comercializados en el local universitario.

Los profesionales comentan que la brucelosis es una enfermedad bacteriana que puede transmitirse al ser humano por animales infectados, sobre todo cabras y ovejas. El contagio del mal (también conocido como fiebre de Malta o mediterránea, fiebre ondulante o enfermedad de Bang) suele darse por contacto con fluidos provenientes de algún animal infectado (sangre, orina, heces, fluidos vaginales, fetos abortados, placenta) y debido al consumo de productos de origen animal infectados, principalmente leche cruda o productos lácteos elaborados con leche cruda.

La situación es sumamente delicada teniendo en cuenta que esta enfermedad, según los profesionales, es altamente contagiosa. Los mismos docentes de la Universidad denunciaron que el caso fue descubierto ya en el mes de agosto, mientras tanto los alumnos seguían desarrollando clases en el área de producción caprina, lo que en la actualidad ya dio como resultantes el contagio de dos estudiantes, quienes eternamente deberán ser sometidos a rigurosos y costosos tratamientos si quieren seguir viviendo.

Teniendo en cuenta estos parámetros, la justicia debe caer con todo el peso de la ley no solamente sobre la máxima autoridad de la institución, sino también debe hacerlo en contra los integrantes del consejo directivo y todos aquellos que hicieron que la información sea ocultada por más de tres meses.
Los miembros del consejo son los responsables de todas las actividades académicas tanto teóricas como prácticas de los estudiantes del 1er. al 6to. curso de la carrera de Ciencias Veterinarias. Se limitaron a divulgar un comunicado para deslindar responsabilidades, lo cual es aberrante y cobarde. Estos deben asumir toda la responsabilidad con la decana Cabrera de Gómez.

La Facultad trató de responsabilizar de los hechos al Servicio Nacional de Salud y Calidad Animal (Senacsa), exhibiendo un documento donde hablaba que en junio pasado pidieron la colaboración para que sus animales sean verificados por la institución. Sin embargo, el titular de la institución estatal, Dr. Hugo Idogaya, aseguró que el trabajo de extracción de muestra y procesamiento de las mismas que pidió la institución universitaria está enmarcado dentro de un pedido anual de certificación de hato libre de brucelosis y tuberculosis, que se había otorgado entre octubre y noviembre del 2016 a la Facultad. Además, afirmó que fue para la especie bovina, no para los caprinos.

La alta casa de estudios cuenta con 1.500 alumnos y según los datos gran parte de ellos se expusieron al contagio a la enfermedad y no se descarta que cuando sean analizadas todas las muestras extraídas a los alumnos aparezcan más infectados. Igualmente, el último brote de brucelosis en la Facultad de Veterinarias de la UNA podría afectar considerablemente a los productores caprinos, considerando la psicosis y el temor que se está generando en una parte de la población. Arnaldo Decoud, presidente de la Asociación Paraguaya de Criadores Caprinos, señaló que, antes que la enfermedad en sí, es la mediatización misma la que genera un pánico en la población respecto a esta especie (cabras) y afecta la producción caprina.

El periodo de incubación de la brucelosis puede ser muy variable, desde cinco días hasta varios meses. Lo más común es que los primeros síntomas comiencen a observarse entre 10 y 30 días tras la exposición al patógeno. Lo que significa que los estudiantes, funcionarios y docentes de la Facultad de Ciencias Veterinaria de la UNA, deberán estar en observación por varios meses.

Los alumnos piden la renuncia inmediata de la decana, pero surge la gran pregunta ¿Quién les devuelve su salud?

La investigación del caso ya está siendo desarrollada por la Fiscalía. Esperemos se haga justicia y los responsables sean castigados por este criminal atentado contra la salud de las personas.

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