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Resueltos a ensuciarse

Una de las maravillas del sistema democrático es la libertad de opinión, ese derecho que tenemos todos de decir lo que nos venga en gana sin que nadie pueda venir a ponernos una mordaza y acallar nuestra voz. Así que muy bien que en este tema tan importante como el de la reelección presidencial haya voces a favor y en contra.

Lo que no se puede hacer en un país en donde los actores sociales y políticos son medianamente serios y creíbles es recurrir a la mentira y al chumbale para convencer de nuestros argumentos. Eso es lo imperdonable en un proceso democrático que ya ha costado demasiado tiempo y esfuerzos a todos.

El grupo antienmienda, integrado por disidentes, algunos sectores opositores y medios de comunicación no tienen ningún problema en mentir alevosamente con tal de evitar que Horacio Cartes pueda volver a presentarse a competir en las internas coloradas de fin de año. Porque ese es el motivo que les impulsa, evitar a toda costa la reelección para que el jefe de Estado no pueda ser rival de Mario Abdo Benítez.

Mintieron en agosto pasado, cuando armaron una sesión falsa, sin quórum, para rechazar un proyecto que ellos mismos habían presentado y que tenía una exposición de motivos que decía que la enmienda era el camino adecuado para establecer la reelección.

Mienten cuando dicen que permitir la reelección vía enmienda es inconstitucional, porque las 4 únicas cuestiones que deben ser consideradas sí o sí por la reforma son la integración, el modo de elección, la duración del mandato y las atribuciones de cada uno de los poderes del Estado, y allí la reelección no está contemplada de ninguna manera.

Siguen mintiendo cuando amenazan con golpes de Estado, quiebres constitucionales y cualquier burumbumbun que se les antoja, para meter miedo a la ciudadanía, que se manifiesta proenmienda, convirtiéndose ellos en los verdaderos peligros que enfrenta nuestra democracia en este momento.

Y la mentira aumenta cuando estos personajes se abrogan atribuciones que no les competen e invaden el territorio del Poder Judicial, sin ningún respeto a lo que establece la misma Constitución que, supuestamente, están dispuestos a defender con su vida.

Da la sensación de que los marioabdistas (entre quienes incluimos a Desirée Masi, quien en el último tiempo se convirtió en operadora política del disidente) han resuelto quemar las naves que les unía con el proceso institucional de la República, y recurrir a cualquier estratagema con tal de conseguir su objetivo, que se le corten las opciones a Cartes para volver a ser candidato de la ANR.

Así no se hacen las cosas; no se construyen alternativas diferentes mintiendo al electorado. Hay que presentar opciones, propuestas serias y argumentos válidos, todo ceñido en lo que establecen la Constitución y las leyes. De un recién llegado como Marito, que no tiene más experiencia política que la que le dio su padre como secretario del dictador, hasta podría ser entendible. Pero Masi, con una trayectoria de muchos años, con un cartel de luchadora contra los abusos, esto es por demás decepcionante. Nos demuestra que cuando la ambición es desmedida, hasta los que parecen más limpios están resueltos a ensuciarse.

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