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Un alto precio

Es una norma no escrita lo de aguardar 100 días antes de opinar sobre un nuevo gobierno. Pero en este caso, con apenas 2 meses, ya se tiene un panorama bastante claro de lo que serán los 5 años de gobierno de Mario Abdo Benítez, atosigado por los sectores que lo apoyaron para llegar a la Presidencia y que hoy exigen el pago de las facturas pendientes.

Lo dijo hace unos días el abogado constitucionalista Hugo Estigarribia, (integrante del castiglionismo, así que la crítica no viene de Honor Colorado) quien reconoció sentirse decepcionado por el entorno del que se rodeó Marito, como evidente pago de cuentas pendientes. Y esto viene a cuento fundamentalmente por lo ocurrido recientemente con el ahora exdirector de Migraciones, quien nos hizo pasar un bochorno como país, al ser expulsado de Taiwán por haber acosado a una mujer, y, para colmo, por intentar justificar su gesto diciendo que era “una costumbre” paraguaya.

Esta es una muestra del selecto grupo escogido por Abdo Benítez, sin criterio, sin justificación, pero con una evidente condena por haber debido demasiados favores para llegar al cargo que ocupa. Esto no es extraño y suele ocurrir con bastante frecuencia en elecciones de cualquier naturaleza y en cualquier país. Una de las raras ocasiones en las que un presidente llegó al Palacio de Gobierno sin deber favores, porque utilizó sus propios medios, fue el de Horacio Cartes, quien tuvo las manos libres para tomar decisiones que, como consecuencia, le hicieron ganar muchos enemigos.

Si el equipo del presidente es tan mediocre y poco transparente como dicen los antecedentes de muchos de ellos, de nada vale esperar 100 días para que ocurra algún milagro que los haga cambiar de actitud. La única esperanza es que, a medida que ocurran los desastres y llegue la necesidad de cambiar a los lamentables designados en cargos importantes, rogando a los cielos que la segunda opción sea mucho mejor que la primera.

Claro que aún puede corregir rumbos y enmendar errores, pero, de ser cierto lo que dice Estigarribia, hay poca esperanza de que esto ocurra ya que las deudas seguirán vigentes y habrá que pagarlas de alguna manera. Y, justamente, el caso de Julián Vega, el acosador exdirector de Migraciones, es suficiente prueba de que Abdo Benítez debe a cada santo una vela, ya que el expulsado internacional era apenas cupo de Jazmín Narváez, la líder añetete de la Cámara de Diputados.

Si pensamos que cada colorado electo por añetete reclamará cargos para su gente, sin tener en cuenta a los poderosos aportantes a la campaña que, de seguro, también tienen sus propias facturas, la situación es irremediable y no tendrá solución, por lo menos no una que se vea claramente.

Así que lo que nos espera son 5 años de altos funcionarios mediocres, que funcionan mejor como operadores públicos que como ministros o directores de entes del Estado. Y Abdo Benítez los pasará metido en una maraña de compromisos y agachadas de cabeza ante esos a los que les debe el cargo. Serán 5 años bastante largos.

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