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Avanza la agricultura familiar campesina

El gobierno enfrentó este año una serie de dramas del sector campesino.  Este grupo de compatriotas tradicionalmente relegados, al ver que se podían arbitrar soluciones de la mano del “Nuevo Rumbo”, se puso las pilas, como se dice vulgarmente y se llegó hasta Asunción demandando Justicia y una pronta solución a sus problemas.

El sector oficial respondió a la altura de las circunstancias y mucho más. Porque lamentablemente esas protestas estuvieron sesgadas por intenciones políticas de dirigentes no auténticos que solamente buscaban llevar agua para su molino.

El MAG y los organismos oficiales –especialmente los del ámbito financiero-hicieron lo indecible para encontrar salidas a una problemática postergada no diríamos por los últimos gobiernos, sino durante toda la existencia institucional de nuestro país.

Finalmente se logró desactivar la tensión y los contingentes de labriegos que habían venido en son de protesta se marcharon pacíficamente sin crear ningún tipo de problemas.

Por supuesto, lejos se está de solucionar totalmente injusticias ancestrales, como quedó dicho, pero se ha avanzado muchísimo y de eso no quedan dudas.

Y una de las áreas de trabajo que quizá pasó desapercibida entre tanto “ruido” de protestas fue la Agricultura Familiar Campesina.

El gobierno tomó el desafío. Lo promocionó inmediatamente. El Indert puso manos a la obra y la idea prendió en los distintos sectores involucrados.

Una de esas iniciativas de avanzada se denominó “De la colonia a tu mesa”, primero precariamente en la vereda de la institución oficial, luego cada vez con más comodidades y creciendo permanentemente.

Una maravilla. Una salida a la producción “doméstica”, esa que tanto falta a las familias del interior. Un poco de dinero con el cual hacer frente a carencias de vivienda, salud, vestimenta, progreso en general,  ya que para la ración diaria bastan los “cocué”  que en el Paraguay son una maravilla por la riqueza de la tierra.

En vísperas de la reciente Navidad divulgaron  los números de estas ferias. Asombrosos.

Significaron en ingreso en dinero, este año, un total de mil seiscientos millones de guaraníes en ventas durante 27 ferias, que literalmente cambiaron muchas vidas de los 900 pequeños productores participantes. Con el dinero obtenido en ellas, los labriegos pudieron hacerse de una casita de ladrillos, contar con baños modernos, y pagar algunas cuentas, lo que no hubiera sido posible sin la iniciativa.

El 2018 debería ser el año de estas ferias. Llegar a 500 de ellas, por lo menos, ampliar los locales, llegar a 50.000 pequeños productores protagonistas de la agricultura familiar.

Y es una labor conjunta. Sector oficial. Ciudadanos de la capital y familias trabajadoras del campo. Un trípode perfecto.

¡Una salida relativamente fácil y solidaria para un problema bastante delicado de nuestra gente del campo!

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