El veto parcial del Ejecutivo a la Ley que establece cambios en la jubilación médica avizora un conflicto entre los mismos representantes del oficialismo, lo que podría implicar un error de cálculo del gobierno al presentar objeciones a un tema que sus legisladores, tanto del Senado como de Diputados, apoyaron abierta y entusiastamente.
Pero la discusión no será solamente entre el presidente y sus legisladores, puesto que en el Ejecutivo no hubo caso de que se pudiera ver una postura unificada sobre el tema. Hacienda directamente rechazó desde el comienzo el proyecto, mientras Mario Abdo Benítez permanecía con la boca cerrada, posiblemente sabiendo que, de apoyar la postura de su ministro, la gente recordaría que pocos años antes, él mismo impulsó un proyecto mucho más beneficioso para los médicos que la ley vetada.
Parecía muy profunda la duda de Marito por eso agotó el tiempo del que disponía antes de decidir qué hacer con la ley sancionada por el Congreso y emitió su opinión justamente el día en que la misma hubiera tenido promulgación automática. Con el veto, resulta evidente que primó la opinión de Hacienda, ya que la fundamentación dice que se generaría una situación insostenible en la caja fiscal, algo defendido por el ministro Benigno López, quien, casualmente, fue el vocero que dio a conocer la opinión del Ejecutivo.
Claro que los trámites no están terminados ya que el veto deberá volver a las cámaras, las que podrán ratificarse en su decisión anterior, con lo cual la ley quedará sancionada y promulgada, mal le pese a Hacienda y al mismo gobierno. Habida cuenta del amplio lobby que hicieron los proyectistas y el contundente apoyo obtenido en ambas cámaras, es fácil pensar que tanto diputados como senadores tendrán los votos necesarios para ratificarse en su sanción, y muchos de esos votos serían de la bancada añetete, salvo que Abdo Benítez envíe un mandato imperativo para que los añetete cambien de postura.
De todos modos, esta decisión dada a conocer ayer generará un conflicto que va mucho más allá de la reacción del gremio médico, que ya anunció una huelga de brazos caídos que podría empeorar con el paso de los días, salvo que el Congreso dé un rápido y contundente golpe al problema, ratificándose en su postura original.
Teniendo en cuenta lo que hemos visto en ocasiones anteriores, los añetete no se distinguen, precisamente, por ser muy disciplinados a la hora de tomar alguna postura de bancada. Eso, sumado a que la abanderada de la causa de la jubilación médica es la senadora Desirée Masi, da la pauta de que la cuestión no será sencilla.
Si pensamos que hace unos años Marito quería incluso mayores beneficios a los médicos, a lo mejor su intención al vetar parcialmente la ley fue cumplir con los deseos del ministro López, con la secreta esperanza de que el Parlamento se ratifique y a él no le quede más remedio que promulgar la ley, “contra su voluntad”.
De todos modos, esta decisión oficial crea una crispación bastante innecesaria y que puede complicar las cosas en la cámara, en donde están en juego temas fundamentales como la reforma tributaria y las leyes anti lavado. Lo que menos se necesitaba en este momento era otro elemento más de conflicto. Pero es lo que hay, y veremos cómo actúan en consecuencia nuestros senadores y diputados.