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De cínicos y chantajistas

“Si la Corte no cumple, nosotros tenemos preparado un juicio político a todos los ministros que quieran apoyar la violación de la Constitución. Se va a incendiar el país si se incumple la Constitución. Nosotros no nos vamos a quedar quietos”. Tales afirmaciones no corresponden a Elvio Benítez, conocido provocador político caracterizado por sus discursos tremendistas, en los que abunda la apología del delito, sino al senador de “Colorados Añetete”, Arnoldo Wiens. El hecho no tendría mayor relevancia si no fuera porque en términos similares se manifestaron también el líder de dicho movimiento, senador Mario Abdo Benítez, e incluso el presidente del Congreso, Robert Acevedo, dejando al desnudo la forma grosera en que un poder del Estado amenaza a otro con tumbar a sus miembros si no actúa según sus pretensiones.

Es una obviedad que los miembros del máximo tribunal, si violan la Constitución, en este o en cualquier otro caso, son pasibles de juicio político. Lo que resulta inaceptable es que los miembros de otros poderes, como el legislativo, le adviertan por adelantado la forma en que deben proceder ante la acción promovida por la ANR para que aclare si Fernando Lugo puede volver a postularse, o no, a la presidencia de la República.

De políticos medianamente serios se esperaría otra cosa. Que opinen todo lo que quieran, sobre un tema que es de interés, pero que aguarden  a que los ministros se expidan sobre el particular, en lugar de chantajearles desde ahora. Y en el supuesto de que habilitaran la reelección,  expresamente prohibida por la Constitución, entonces poner en marcha los procedimientos para destituirlos del cargo, por mal desempeño de sus funciones.

El expastor evangélico, que sorprendió un tanto por el tono bravucón de sus declaraciones, afirmo que si los miembros de la Corte dieran curso a la reelección, “el país sería una joda”. En esa eventualidad Wiens tendría razón, aunque parece poco probable, por no decir imposible, que produzcan un fallo de esa naturaleza. Sin embargo, así como eso nos convertiría en un país de ese tipo, en el que las reglas de juego no se respetan, también ocurre lo mismo cuando un puñado de ensoberbecidos senadores, por el solo hecho de tener ligera mayoría en la Cámara Alta, viole principios básicos de nuestro ordenamiento jurídico, como la independencia de los poderes del Estado. Y más “en joda” aún, cuando los que amenazan con enjuiciar y destituir a los ministros, son los mismos que vienen frenando desde hace dos años la aplicación de este procedimiento para tres de ellos.

En efecto, el 11 de noviembre del 2014, la Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría poner en marcha el juicio político a Sindulfo Blanco, Miguel Bajac y César Garay Zuccolillo,  pero desde el 20 del mismo mes, el proyecto duerme “el sueño de los justos” en ámbitos del Senado.

El Paraguay vive momentos en los que ya no caben los discursos patoteros, ni las advertencias de que si pasa esto o aquello, “el país se incendia”. No hay ningún incendio a la vista, salvo el que vanamente quieren provocar los agoreros de la inestabilidad política, quienes, como “Marito” o “Wiens”, solo destilan resentimiento y una dosis muy alta de cinismo.

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