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Dos posturas diferentes para dos países diferentes

Aunque las cosas se complicaron a partir del viernes 31 de marzo, cuando una turba enardecida, manejada por Efraín Alegre y Rafael Filizzola, terminó prendiendo fuego al edificio del Congreso, lo cierto es que esta crisis se veía venir desde varios meses atrás, más bien, desde el momento en el que se empezó a hablar de la posibilidad de permitir la reelección presidencial vía enmienda constitucional.

Y ya entonces se empezó a notar que las diferencias entre los sectores en pugna iban mucho más allá de si querían o no un segundo mandato y llegaban al punto de que, en realidad, se trataba de dos modelos diferentes de país; uno, que representa al Paraguay que trabaja, produce y quiere vivir con dignidad; el otro, es el que defiende al país del atraso, del oscurantismo, de priorizar los intereses políticos y de olvidar a la gente.

Son estas diferencias las que guían los actos de ambos sectores, y que ahora se notan más que nunca. Cuando la crisis arreció, el sector que está a favor de la enmienda planteó el diálogo como única salida pacífica; pero el otro, el de disidentes y grupos de oposición, se negó en redondo a aceptar la propuesta, porque no le conviene que la crisis termine puesto que es la única vía que tiene para imponer su minoría y conseguir el rechazo a la enmienda.

De eso se trata todo este circo montado por Alegre, Desirée Masi, Mario Abdo Benítez y otros representantes del sector que está decidido a hacer que el país arda en llamas con tal de salirse con la suya. Desde hace meses, estos personajes hacen permanentes llamados al enfrentamiento y la violencia, y hoy, cuando ya lograron gran parte de su objetivo hasta el punto de que hay un joven asesinado, no están dispuestos a cejar en su empeño y rechazan cualquier mecanismo pacífico que permita a todos zanjar las diferencias.

A la primera reunión de la mesa de diálogo convocada por Horacio Cartes asistieron Robert Acevedo, presidente del Senado, y Adolfo Ferreiro, por Avanza País. En la conferencia de prensa dada al finalizar el encuentro, el liberal fue uno de los portavoces, junto con el presidente de Diputados, Hugo Velázquez. Allí dijo que la intención que se manifestó claramente por todos los presentes era la de buscar una salida negociada a la crisis política.

Parecía entonces que el resultado de dicha mesa sería positivo, ya que las partes en pugna se mostraban dispuestas a deponer las armas y ponerse a conversar. Pero menos de una hora después de esa conferencia de prensa, Acevedo participó en otra organizada por el grupete de senadores, en donde anunció que se retiraba de la mesa y se negaba a volver a dialogar hasta que el Ejecutivo no retire el proyecto de enmienda.

Si una hora antes tenía esperanzas en el resultado del diálogo, es inentendible que haya cambiado de postura y se haya vuelto más radical que nunca, salvo que sus colegas disidentes y sectores de la oposición le hayan ordenado entorpecer el diálogo para que la crisis siga pendiendo como una espada de Damocles sobre la ciudadanía. Porque ese es el país que esta gentuza quiere, el del atraso, el de la transa y de la violencia.

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