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La oveja negra

Hace tiempo que se nota que la bancada del oficialismo en el Senado tiene dos vertientes bien marcadas y esto se ha hecho más fuerte con el transcurrir de los meses. Un sector, el de los añetete tradicionales, tiene una postura más reflexiva y analítica, y no mantiene un enfrentamiento directo con la bancada de Honor Colorado; al contrario, a menudo votan de manera coincidente.

El otro bloque es el extremista, intolerante y ha declarado la guerra permanente al cartismo, atacando constantemente a sus colegas de la cámara.

Hace tiempo que se notan estas diferencias pero ayer fueron más evidentes que nunca, lo que da la pauta de que la situación ya resulta insostenible para algunos añetete. El problema está en que el sector intolerante, está encabezado por Rodolfo Friedmann, alguien inestable y en busca permanente de protagonismo, quien casi siempre repite como loro lo que sabe que a algunos medios les gusta, para así obtener espacio en ellos.

En la sesión de ayer decidió echar la culpa de la postergación de un proyecto del paquete antilavado al presidente de Legislación, Sergio Godoy, a quien acusó de traficar influencias, de usar trajes caros y de tener una “cara bonita”, y terminó con un fino y respetuoso “que se vaya a la puta”.

Mientras el cartista ignoró las ofensas y explicó el porqué de la postergación del proyecto de marras, quien reaccionó molesto fue Enrique Bacchetta, precisamente el líder de la bancada oficialista que está integrada por Friedmann. Le desmintió tajantemente y lo recriminó por sus expresiones, asegurando que su intención sería perjudicar la imagen de la cámara.

En otro momento le criticó su intención de tratar un proyecto de su autoría que modifica la ley de jubilación de los legisladores, diciéndole que era un populista, dejando en claro que las cosas que hace y dice Friedmann no tienen el visto bueno de la bancada añetete.

El quiebre del oficialismo en el Senado parece evidente, mucho más luego de que Friedmann fuera el único que apoyó el veto del Ejecutivo a la jubilación médica, que tuvo la abstención de Martín Arévalo, quien, junto con Cachito Salomón, Juan Afara y Blanca Ovelar, siempre parecen estar más cerca del guaireño que de Bacchetta, quien cuenta con Juan Carlos Galaverna y Silvio Ovelar como sus puntales más importantes.

No parece probable que Bacchetta y su equipo se muden a Honor Colorado, pero parecen decididos a marcar una diferencia entre ellos y su amplia experiencia política, con Friedmann y algunos integrantes del gabinete, como Eduardo Petta, a quienes se ve más como recién llegados, sin trayectoria en el movimiento pero con mucho poder que les da el presidente.

Lamentablemente, éste parece dispuesto a bailar con la más fea, apoyando los exabruptos de Friedmann, quien muchas veces parece más un “churro campaña” que alguien que pudiera ser tomado en serio por sus pares y la ciudadanía.

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