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Les da vergüenza

Durante el gobierno anterior, Desirée Masi y Efraín Alegre eran los mejores amigos del presidente, ya que, aunque es colorado, él y su grupo se convirtieron en los opositores más feroces a Horacio Cartes. Juntos formaron el “grupete”, que logró tener mayoría en el Senado, con lo cual boicotearon numerosas veces proyectos del Ejecutivo que serían destinados a beneficio de la ciudadanía.

Durante las internas de fines del año pasado, el trío se encontró varias veces y aunque sea de manera disimulada, los opositores daban su apoyo a Abdo Benítez, si bien Alegre también se postulaba al mismo puesto. Después de las elecciones, ya con el triunfo del colorado, aunque el liberal montó un circo sobre un supuesto fraude electoral, lo cierto es que el contacto entre ellos jamás se cortó y, al contrario, se hizo más intenso cuando el presidente electo decidió romper lanzas con sus correligionarios de Honor Colorado,  no moviendo un dedo para hacer que su bancada del Senado aceptara la renuncia de Cartes a la Presidencia y le permitiera jurar como senador.

Masi y Alegre son hoy tan amigos del jefe de Estado como lo eran cuando los 3 y sus respectivos sectores estaban en la oposición, en donde permanecen los 2 primeros, mientras que el colorado llegó al poder. Pero la cosa se les complica porque ambos pertenecen a sectores radicales, que repudian cualquier cosa que tenga un leve tono colorado y rechazan cualquier tipo de acuerdo con integrantes de la ANR.

Masi tiene una larga trayectoria enfrentándose a varios gobiernos colorados, dejando bien en claro que no le interesa que sea bueno o malo; le basta con que sea colorado para merecer su repudio. En cuanto a Alegre, su principal crítica a su contendiente interno, Blas Llano, es que éste actuó siempre como cartista, dejando en claro que había una alianza muy fuerte entre su correligionario y Cartes.

Así que ahora no se animaría a que le acusen de lo mismo al estar ligado al gobierno colorado de Abdo Benítez.

Está complicada la situación de Desirée y Efraín, porque ambos no son de los que van a dar la cara y jugarse por un amigo que pertenece a la vereda de enfrente. Ellos sienten vergüenza de ser amigos del presidente, porque eso contradice toda la supuesta lucha que aseguran haber tenido desde la época de la dictadura.

Por eso cerraron la boca y no se los encuentra por ningún lugar, cuando que hasta hace poco, uno se tropezaba con ellos en cualquier red social o medio “amigo”, varias veces al día. Porque nadie puede negar que ambos son los principales representantes de la verborragia política que tan nefasta ha sido en varias ocasiones para el país.

Mientras hay sectores que critican el gabinete del presidente, Masi y Alegre no dicen ni mu. Mientras se cuestiona la titularidad de Itaipú y Yacyretá, ellos permanecen desaparecidos. Resulta claro por demás que la amistad que sienten por el presidente no es lo suficientemente fuerte como para jugarse por él, pero tampoco les es indiferente. Así que decidieron no hablar ni bien ni mal de este gobierno. Será interesante ver cómo actúan a medida que transcurra el tiempo y sus respectivos sectores les exijan tomar una postura.

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