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¿Quién se cree Lugo?

Nadie se había dado cuenta en estos meses pero, por lo visto, la Presidencia del Senado y el Legislativo se le subió a la cabeza al exobispo y expresidente de la República, Fernando Lugo. Parece haber olvidado que el titular de cualquiera de las cámaras del Congreso es “par inter pares”, o sea, igual a sus colegas, sin ningún privilegio ni poder especial.

Lo cierto es que Lugo convocó a una conferencia de prensa para anunciar abiertamente que cometería desacato público en contra de una sentencia de la Corte Suprema de Justicia, la única habilitada para interpretar la Constitución Nacional, negando la posibilidad de que Horacio Cartes, Nicanor Duarte Frutos y Juan Afara puedan jurar como senadores.

En primer lugar, el presidente del Senado no decide quién jura y quién no, ya que lo único que puede hacer es convocar a quienes ganaron las elecciones y consiguieron bancas en la cámara, así que Lugo deberá limitarse a ver la lista de esos ganadores y convocarlos a prestar juramento como nuevos legisladores el 1 de julio próximo. Que allí estén el presidente, el expresidente y el ex vicepresidente, no es su problema ni le compete tomar una decisión al respecto.

En segundo lugar, no puede decir que va a defender la Constitución, violándola. Nadie puede ir en contra de una sentencia de la Corte, que es inapelable y sienta base jurídica, y no es porque lo digamos nosotros sino porque lo dispone la misma Carta Magna que Lugo asegura proteger.

En tercer lugar, Lugo mismo constituye la muestra clara de la incoherencia y contradicción que defienden los opositores al asegurar que un expresidente no puede ser senador activo porque se ubica en la línea de sucesión y, en algún caso, podría volver a la Presidencia de la República, algo que está prohibido por la Constitución.

A ver si podemos explicarnos; aunque haya sido rajado a patadas –lo cual no le permite ser senador vitalicio pero, por lo visto, no le impide ser uno activo- Lugo fue presidente de la República, por lo que está incluido en las generales de la ley en lo que hace a la prohibición a que pudiera ser reelecto. Y los opositores, que de tontos no tienen un pelo, parecen no ver, ni oír ni decir nada sobre el tema, aunque saben tan bien como el resto de la ciudadanía que el mismo peligro que podría ocurrir si Cartes fuera senador activo y quedara en la línea de sucesión, se corre con Lugo.

Lo cierto es que la Corte dictó una sentencia diciendo que los 3 candidatos colorados al Senado están perfectamente habilitados para competir en las elecciones, primero, y asumir, después. Y ante una decisión del máximo tribunal de la República nadie puede hacer nada.

Para colmo, fueron Lugo y sus socios quienes decidieron que la Corte interviniera en el asunto y exigieron que asuma una postura sobre el tema. Y ahora resulta que, como no les gustó la sentencia, proclaman su desobediencia, una muestra más de la gran incoherencia que prima en la alianza Ganar.

Salvo que se produzca un quiebre institucional y se pase por encima del Estado de Derecho, el 1 de julio próximo, Cartes, Duarte Frutos y Afara jurarán como nuevos senadores de la Nación. Jurídicamente, nadie podrá evitarlo.

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