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¡Respétese, señora!

La trayectoria de Desirée Masi en el Senado es prueba más que suficiente de que no basta ser mujer para hacer un papel digno en el Congreso, y de que una fémina puede tener una actuación tan vergonzosa y bochornosa como el más pintado varón.

Hagamos un balance de lo que es la trayectoria legislativa de esta señora que lleva 9 años en el Congreso (5 como diputada y 4 como senadora). La verdad es que por más que nos desgañitemos, no encontramos nada digno de mención que haya contribuido a mejorar el Estado de Derecho o la situación de la población.

Pero eso no es porque haya pasado desapercibida. Al contrario, permanentemente ocupa espacios en los medios de comunicación, generalmente por escándalos que protagoniza, en un intento de dejar en ridículo a otros, pero siendo su imagen la más perjudicada. No olvidemos que en la inauguración de período parlamentario último, pretendió escrachar al presidente Cartes, y la escrachada fue ella. Y eso por mencionar solo lo último.

Así que el bochorno que otra vez protagonizó en la última sesión del Senado no sorprende a nadie, porque es una reiteración de su actuar en otras tantas situaciones. Masi es siempre altanera y maleducada, prepotente y autoritaria. Esta vez “no le gustó” lo que estaba diciendo el senador oficialista Gustavo –Pipo- Alfonso, en uso de la palabra ante el pleno, y lo voceó al mejor estilo de una placera, hasta lograr la adhesión de sus pares opositores, que siempre le hacen el coro.

Ahora recibió el calificativo de “gata Flora”, lo que provocó otro escándalo, supuestamente de género, desde una óptica feminista completamente desvirtuada, lo cual tampoco es nuevo puesto que Desirée está acostumbrada a aferrarse a banderas ajenas y manosearlas a su conveniencia.

La senadora y sus escandalizados colegas olvidan que antes la llamaron “cabra”, en guaraní, aludiendo a que solo veía, digámoslo así, la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Y lo hizo uno de sus mejores compañeros de ruta del presente, Calé Galaverna, a quien nunca intentó acusarle de “agredir a una mujer”. Porque esa también es una característica de Desirée, quien hace honor a uno de los más famosos lemas del stronismo, “Para los amigos, todo… para los enemigos, nada”.

Esta es la anécdota, grotesca, pero anécdota al fin, reflejo de una Cámara de Senadores que sólo produce vergüenza y que recurre a artimañas escandalosas para evitar que el pleno haga lo que realmente debe hacer, trabajar por la gente.

El tema de fondo es que el grupete de disidentes y sectores de la oposición está nuevamente en una campaña de boicot al gobierno, porque sus integrantes no soportan que Cartes haya conseguido acuerdos tan ventajosos en Yacyretá, que jamás fueron intentados siquiera por sus antecesores. Por eso quieren impedir que se apruebe la maquinización del brazo de Aña Cuá de la EBY, aunque todo indica que solamente acarreará grandes beneficios para el país.

Discutan eso, en lugar de incidentar como siempre. Y usted, señora Masi, aprenda a respetarse a sí misma, como paso indispensable para respetar a los demás, esperando de ellos el mismo trato.

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