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Sandra se siente sola

La fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, se debe sentir muy sola. Los casos que “cayeron” en su ámbito son  demasiado grandes, tocan a poderosos, a manguruyúes, algo nunca visto en la historia de la escuálida Justicia de nuestro país.

Dos casos emblemáticos sin dudas son los que afectaron al exsenador Óscar González Daher y al diputado, con permiso, Ulises Quintana. Lo de OGD más o menos estaba cantado, el caso traía cola por donde se lo mire. Se habían producido varias denuncias, los escraches ciudadanos no cesaban y sólo un milagro podía haberlo salvado al otrora mandamás luqueño.

El caso de Ulises Quintana fue diferente. Tomó de sorpresa a la opinión pública. La Fiscalía le siguió  sigilosamente los pasos al narco “Cucho” Cabañas y de pronto surgió la conexión aparentemente inesperada con el gallo Añetete en la zona del Alto Paraná. Allí las cosas se complicaron. Las máximas autoridades de la República aceptaron a regañadientes el tema y manifestaron su apoyo (¿real?) a las labores de los auxiliares de la Justicia. En corto tiempo más empezaron a surgir complicaciones y aprietes de todo tipo. El Congreso en un  alarde de complicidad, le dio su permiso al diputado para  que pueda ir preso no al sitio donde van los comunes mortales sino a la prisión vips de Viñas Cué, reservada a reos militares. La fiscala a cargo del caso Lorena Ledesma está siendo objeto de un hostigamiento permanente.  La apartaron del caso, luego Sandra Quiñonez le dio su apoyo explícito, la volvieron a reponer y no la dejan trabajar tranquila. La defensa del político pidió la declaración del jefe de inteligencia de la SENAD, por algo era. El funcionario vivía en otro mundo, como los monitos de la historia, el no vio nada, no escucho nada, ni dijo nada. En base a ese testimonio y el de otros funcionarios, que no tuvieron injerencia directa en los procedimientos, están planteando la famosa prisión domiciliaria para enfriar el tema y enviarlo al oparei.

El caso se presenta así como una prueba de fuego para la Fiscalía. Donde tendrán que hacer todo un acopio de valor para seguir adelante. El ceño fruncido de quienes tendrían que haber sido el amparo y reparo de la labor investigativa, les debe resultar ominoso

Desde luego que no habrán  pensando nunca que todo iba a ser como en  un lecho de rosas, las roscas mafiosas enquistadas en la política, menudean desde siempre a lo largo y a lo ancho de las fronteras del país.

Pero tan rápido, apenas asumidas las nuevas autoridades del Ministerio Público y estar ya metidos en estos tremendos tejemanejes, nadie se lo esperaba.

Evidentemente Sandra Quiñónez y sus fiscales no gozan de la protección oficial.

Pero no están  solas. Deben saber que tienen el beneplácito de la ciudadanía que mira con atención y con admiración la labor que están desarrollando. Y que en determinado momento podría incluso salir a las calles para poner las cosas en orden y espantar a los mafiosos que buscan que las cosas vuelvan al “status quo” anterior.

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