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El problema es la impunidad

Durante varias semanas se habló mucho del tema de Juan Ernesto Villamayor, jefe del Gabinete Civil de Abdo Benítez y su participación en un intento de negociado con PDVSA, que hubiera perjudicado gravemente las arcas de la República. Diputados lo interpeló y, por un voto, no pudo censurarlo. A partir de ahí es como si todo se hubiera desinflado, salvo cuando en la previa del Día de los Enamorados, un grupo de ciudadanos de su misma clase social y económica lo repudió y lo sacó casi a patadas de un restaurante muy elegante y exclusivo.

La indignación ciudadana no es solamente por la decepción de comprobar que los delincuentes parecen ser mayoría en el gobierno actual, sino la impunidad en la que realizan sus negociados, convencidos de que la Justicia no los alcanzará porque ellos están por encima del bien y el mal.

Que Villamayor continúe tan campante, cumpliendo las funciones de ministro del Ejecutivo, como si no tuviera cuentas pendientes ni hubiera sido señalado por varios negociados e intentos de estafa al Estado, es algo que golpea de manera intolerable a la gente, harta de ver cómo los badulaques se apoderan de sus bienes y roban hasta el futuro de sus hijos.

Estamos hartos de no ver a los verdaderos delincuentes de guante blanco en la cárcel, lugar al que pertenecen. Y muy lejos de eso, se pavonean campantemente presumiendo una capacidad económica a la que no llegaron como consecuencia de un trabajo arduo sino por su capacidad de negociar y forrarse con dinero ajeno.

En este país, los culpables de delitos contra el Estado no pagan sus pecados, y eso, tarde o temprano hará que la indignación ciudadana tome las riendas y produzca el verdadero cambio que los gobernantes parecen incapaces de conseguir.

Alguna vez será toda la ciudadanía paraguaya la que expulse a los Villamayor que pululan en los pasillos de los entes del Estado, alertas siempre a cualquier posibilidad que les haga aumentar sus bienes, haciendo pito catalán a las necesidades del pueblo.

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