ADN Digital
Más de 100 personas fallecieron esta semana a consecuencia del Covid-19, sumándose a los 3.167 que cayeron desde el inicio de la pandemia hace casi un año. Si bien durante los primeros meses de la crisis sanitaria se podían encontrar argumentos para justificar el aumento constante de muertos y casos positivos en que el virus era desconocido y no había forma de prevenirlo, desde inicios de este año las excusas se acabaron porque la vacunación, que es la solución de fondo para evitar más muertes, ya arrancó en toda América Latina, siendo nuestro país el más rezagado.
Mientras observamos impotentes cómo en países vecinos los gobiernos obtuvieron la vacuna para inocular a sus habitantes, nosotros seguimos sentados en gradería, a la espera de que la buena suerte nos favorezca en algún momento a lo largo de este año. Y no hablamos de grandes potencias como Brasil y Argentina, sino de países chicos como Bolivia o Uruguay, con nuestros mismos problemas pero con muy diferentes resultados.
Porque el problema de la falta de vacunas en Paraguay no es de plata sino de gestión. Los representantes de Salud Pública fueron incapaces de gestionar adecuadamente la provisión de vacunas para la población en tiempo y forma, dejándonos al arbitrio de una enfermedad que ya tiene modo de ser combatida con eficacia, pero en nuestro país sigue propagándose sin ningún tipo de control ni protección.
Las muertes que siguen ocurriendo en el país a consecuencia del Covid-19 podían ya haber sido evitadas, o disminuidas en el peor de los casos. De todos modos, es absoluta responsabilidad de este gobierno la negligencia criminal con la que siguen exponiendo a la población, a la que ya robaron, ya defraudaron y ahora están matando. Así es como las autoridades actuales serán recordadas en la historia nacional.