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Nos mienten en todo

Estamos tan acostumbrados a que nos mientan, disfracen la realidad, inventen cosas, que uno pensaría que ya es muy difícil dejarnos sorprender. Pero nuestra capacidad de asombro o ingenuidad pareciera no tener fin, ya que al final siempre hay algo que nos deja offside, con la guardia baja y con la decepción a flor de piel.

Este año fue también uno de grandes mentiras; en el tema de la vacunas, que si llegan, que si no, que si las compramos y nos engañaron. Durante meses reclamamos desesperados la llegada de las anticovid, convencidos de que era la única forma de eliminar esta plaga maldita y volver, aunque sea de a poco, a la normalidad. En el camino, quedaron más de 16 mil paraguayos desaparecidos, y hay expertos que aseguran que el número sería varias veces menor si es que la población hubiera estado vacunada mucho antes de cuando empezó el proceso.

Otra mentira es la que todo el año nos pintó una FTC exitosa, con operativos espectaculares en los que abatieron a varios delincuentes y detuvieron a la mayoría. Este caso es bastante pintoresco ya que no solamente se pasaron mintiendo a la gente, sino que le engañaron hasta a su mismo comandante en jefe, que corrió al norte a pavonearse de un operativo que jamás existió.

Una de las grandes mentiras de este año, ante la escalada incontrolable de precios, la promesa de abaratarlos para que los productos de la canasta familiar se vuelvan más accesibles para ese trabajador que tiene que vivir y mantener a su familia con salario mínimo. Inventaron campañas, les dieron nombres en guaraní, hicieron conferencias de prensa, y al final resultaron en un gran bluf que jodió a todos y no sirvió a nadie.

Y ya ni siquiera tenemos ganas de mencionar las mentiras de los políticos, de los legisladores y de quienes permanentemente están buscando hacerse ricos a cambio de nuestra ingenuidad. A lo mejor, quienes tienen que cambiar no son ellos, los que tienen la sartén por el mango, sino nosotros, no permitiendo que vuelvan a mentirnos ni burlarse de nuestras necesidades, y mucho menos, hacer negocio con ellas.

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