ADN Digital
Después de 2 años de encierro a causa de la pandemia, unos 1.500.000 niños y jóvenes vuelven hoy a clases presenciales en escuelas y colegios públicos de todo el país. Cuando, en marzo de 2020, el gobierno ordenó a la población a encerrarse en sus casas y permanecer en cuarentena, lo primero que cerraron fueron las instituciones educativas, y ahora, después de todo este tiempo y cuando gran parte de la ciudadanía cree que ya ganó la partida al Covid, son lo último en volver a abrirse.
Pero esto no se debe precisamente a una gestión positiva y analizada de las autoridades educativas, sino más bien a la presión de gran parte del sector docente, que consideraba un crimen obligar a los chicos a volver a la presencialidad sin que la mayoría de ellos estuviera inmunizada contra el virus.
Cualquiera hubiera creído que con los 2 años de encierro, y las instituciones desocupadas, el gobierno habría aprovechado para mejorar sustancialmente la infraestructura de las mismas, casi totalmente derruida en lo que hace a escuelas y colegios públicos del interior del país.
Era más lógico aún pensarlo porque las obras de infraestructura no pararon durante todo este tiempo, y, a pesar de la pandemia, el MOPC obtuvo créditos importantes, algunos de los cuales muy bien podían haber sido utilizados para mejorar la condición de las instituciones y de los alumnos.
Claro que no fue así. Sería casi imposible pensar que un gobierno que a cada rato da muestras de la incapacidad de sus integrantes y su absoluta falta de gestión hiciera algo positivo y, sobre todo, pensado para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Las instituciones que estaban bien, posiblemente sigan estándolo; pero las otras, las derruidas y destrozadas, están tan mal como hace 2 años.
Seguramente hoy el rostro que muestre el MEC será festivo, haciendo alarde, la vuelta a clases presenciales. La verdad es que las condiciones sanitarias mejoraron lo suficiente como para que esto sea posible, por el tiempo transcurrido, la cantidad de vacunados y, sobre todo, la cantidad de gente que adquirió inmunidad por haberse contagiado. Si por los responsables hubiera sido, posiblemente el aislamiento habría durado mucho tiempo más. Lamentable, como siempre.